Estar enamorados es uno de los estados emocionales más tiernos y bonitos que todo ser humano puede vivir, sin embargo, con el tiempo, la rutina, el hecho de conocer mejor a la otra persona… este estado se puede ir diluyendo y es que no importa si se es pareja de hecho, se está casado o simplemente se trata de un noviazgo, el amor, como todo en esta vida, puede desaparecer. La realidad, de hecho, nos dice que no importa cuantos años se lleve juntos, si se acaba, lo mejor es cortar por lo sano para que ninguna de las dos partes sufra y, aunque siempre hay una parte que resulta más afectada, lo mejor es no continuar con el sufrimiento puesto que es mejor zanjar la relación como amigos que llegar a extremos irreconciliables.
En el caso de haber llegado a un punto de no retorno, a un extremo en el que las posturas resulten irreconciliables, lo mejor es ponernos en la mano de profesionales que nos ayuden a llevar el tema de la mejor forma posible y es que de hacerlo por nosotros mismos corremos el riesgo de perder la calma y de hacer algún trámite mal, así como de olvidarnos de incluir alguno de nuestros bienes. En este aspecto, Trámites Fáciles Santander nos oferta un equipo muy profesional, capacitado para gestionar cualquier tipo de divorcio, por lo que recurriendo a ellos tendremos la garantía de que todos los trámites y gestiones se harán acorde a la ley. Esto es de vital importancia, sobre todo en nuestro país, dado que somos el segundo de Europa en número de divorcios, tantos, que se calcula que cada minuto que pasa, cinco parejas rompen su relación. La realidad es que el número ronda las 400.000 rupturas anuales, o lo que es lo mismo, una media de 150.000 niños ven al año como sus padres se separan y dejan de vivir juntos, con el consiguiente trastorno que repercute en los jóvenes.
Es por ello por lo que el objetivo fundamental que debemos de seguir es el de llevar a cabo los trámites derivados del divorcio por la vía amistosa, de tal forma que nos encarguemos de proteger en todo momento los intereses de los más pequeños, en el caso de que los tengamos. Para que esto suceda así, los pasos que debemos de seguir son los siguientes:
- Buscar asesoramiento legal. Ya os lo hemos mencionado, sin embargo, os lo repetimos porque es lo más sensato. Antes de iniciar ningún tipo de trámite deberemos de ir a un abogado para que nos asesore y nos guie acerca de los pasos que debemos de seguir y a que acuerdos debemos de llegar con nuestra expareja.
- Solicitar certificados. Para realizar de forma correcta el trámite del divorcio necesitaremos pedir un certificado de matrimonio y otro de nacimiento de cada uno de nuestros hijos en el Registro Civil. Para ello necesitaremos el libro de familia o la fecha y lugar del matrimonio o nacimiento del niño. Este trámite lo podemos llevar a cabo de forma presencial o telemática.
- Negociar el convenio regulador. Este es el documento en el que se recogerán todos los aspectos relativos a la custodia de los hijos, la vivienda familiar, la pensión de alimentos o las visitas. Esos de forma básica, sin embargo, la realidad es que se pueden añadir otro tipo de apartados, en función de las necesidades específicas de cada caso.
Tras llevar a cabo estos pasos, tan básicos, pero tan importantes, será el turno de los abogados y del juez para que desempeñen sus funciones y nos declaren divorciados. Se trata de un proceso que puede llevar un tiempo, en función de los casos que haya pendientes pero que, sin duda, siendo de mutuo acuerdo, es la mejor de las formas para que se desarrolle.
Un divorcio sin hijos o con hijos mayores de edad
En el caso de que la pareja no tenga hijos o estos ya sean mayores de edad, existe la posibilidad de llevar a cabo el divorcio de mutuo acuerdo ante la presencia de un notario. En este caso, él elaborará una escritura que contendrá la voluntad de los cónyuges de divorciarse, así como el contenido del convenio regulador (custodia, visitas, pensión de alimentos etc.). Un convenio que, en el caso de que los hijos sean mayores de edad, pero vivan en el mismo domicilio, han de dar su consentimiento por escrito para que este vaya adelante.