Seguro que alguna vez has escuchado a alguien hablar de un masaje erótico y te has quedado con la duda de si es lo mismo que un masaje normal pero con un final feliz, si solo lo hacen en sitios secretos o si realmente es algo que solo buscan los hombres.
Cuando yo empecé a curiosear sobre el tema me di cuenta de que había un montón de preguntas dando vueltas, y lo más curioso es que la mayoría de la gente no se atreve a hacerlas en voz alta.
¿Qué diferencia hay entre un masaje normal y uno erótico?
Un masaje normal es lo que probablemente ya has probado: alguien te relaja la espalda, los hombros, las piernas, con aceites o cremas, y lo hace para que se te quite la tensión física. Puede ser deportivo, relajante o incluso terapéutico.
En cambio, un masaje erótico no está pensado solo para quitar contracturas, aunque también puede relajar músculos, sino que el objetivo principal es despertar la excitación. Se juega con el contacto, con la piel, con los sentidos, y se lleva la experiencia hacia lo sensual.
La diferencia clave está en la intención
En un masaje clásico no importa si hay un roce que pueda despertar placer, porque la idea es sanar o relajar. En el erótico, en cambio, ese roce se busca. Los masajes eróticos incluyen caricias más lentas, más íntimas, y se trabajan zonas que normalmente no se tocan en un masaje normal.
Algo que me sorprendió es que no siempre terminan en sexo, como mucha gente piensa. Hay lugares donde sí ofrecen un “final feliz”, pero en otros el objetivo es simplemente excitar y dejarte en un estado de máxima tensión sexual.
¿Es solo para hombres?
No. Hay masajes eróticos diseñados para mujeres, y de hecho cada vez son más populares.
El enfoque puede variar un poco. Por ejemplo, a los hombres suele excitarlos más la parte visual y el contacto directo con zonas erógenas, mientras que a las mujeres se les dedica más tiempo a todo el cuerpo, incluyendo cuello, espalda, piernas, brazos… Vamos, que no es un “directo al grano”, sino un recorrido largo que va creando sensaciones poco a poco.
También existen masajes eróticos para parejas. Eso me parece interesante porque no solo se trata de recibir placer de alguien ajeno, sino de aprender técnicas que luego se pueden aplicar en casa. En este caso se convierte en algo divertido y una forma de avivar la chispa en la relación.
Lo curioso es que, por más que mucha gente piense que las mujeres son más tímidas o que les da más vergüenza, los centros de masajes eróticos cuentan con clientas habituales. Así que sí, no es exclusivo para ellos. Si alguien dice lo contrario, claramente no sabe de qué habla.
¿Cómo se hace un masaje erótico?
Existen algunas bases que casi siempre se siguen.
Primero está el ambiente. No es lo mismo que te pongan sobre una camilla fría de fisioterapeuta que tumbarte en una habitación con luces tenues, música suave y aceites aromáticos. La idea es crear un espacio donde la mente se relaje y el cuerpo esté listo para disfrutar.
Luego viene el masaje en sí. Se empieza normalmente por zonas neutras: espalda, hombros, brazos. Se hace con movimientos lentos y prolongados, para que la persona vaya entrando en confianza y soltando la tensión. Después, poco a poco, se van incluyendo otras zonas más sensibles: cuello, muslos, glúteos, abdomen.
El truco está en no correr. Un masaje erótico se disfruta con calma, porque lo que excita no es solo el contacto, sino la expectativa de lo que puede pasar después. Muchas veces se utilizan aceites calientes para que el roce sea más agradable.
¿Se llega siempre a los genitales?
Depende del acuerdo previo y de la filosofía del sitio o de la persona que lo da. Algunos se centran en dejarte excitado y relajado sin llegar a lo explícito. Otros incluyen la masturbación o técnicas como el masaje lingam (para hombres) o el masaje yoni (para mujeres).
No hay un único “cómo”, pero sí un estilo común basado en el contacto íntimo, la calma y el juego con los sentidos.
¿Se usan juguetes sexuales en los masajes eróticos?
La mayoría de los masajes eróticos se hacen solo con las manos y con el cuerpo de quien da el masaje. La piel contra la piel ya es suficiente para excitar muchísimo.
Eso no significa que nunca se usen juguetes. En algunos sitios, si el cliente lo pide, pueden incluir vibradores, plumas, bolas chinas o incluso geles con efectos de calor o frío, pero no es lo habitual. De hecho, muchas veces los clientes prefieren que todo sea más natural, sin nada extra.
En los masajes para mujeres sí es un poco más común que se utilicen accesorios, porque ayudan a intensificar la experiencia y a explorar nuevas sensaciones. Pero repito: no es lo básico.
Lo bonito del masaje erótico es que no hace falta nada más allá del cuerpo. Los juguetes son un extra, pero no el centro de la experiencia.
¿Y si no quiero que nadie se entere?
Es muy normal que alguien quiera probar un masaje erótico pero le dé miedo que lo juzguen, que su pareja se entere o que simplemente quede un registro raro de su visita.
La mayoría de los centros especializados cuidan mucho este aspecto. No hacen llamadas, no envían mensajes raros, y suelen ser muy cuidadosos con los datos personales. Incluso algunos tienen entradas discretas para que nadie sepa que estuviste ahí.
Kulkalyaan, empresa de masajes eróticos en Benidorm, nos explica que lo más importante es que el cliente se sienta seguro, porque solo así puede relajarse y disfrutar. Es por ello que este tipo de servicios nunca comparten información personal, ni con terceros ni con publicidad.
Yo creo que este detalle es clave, porque muchas veces la única barrera que tienen las personas para animarse a probar algo así no es el miedo al qué dirán, sino el miedo a que se enteren. Y si los centros serios garantizan esa confidencialidad, el camino queda más libre para la experiencia.
¿Qué beneficios tiene un masaje erótico?
A ver, está claro que el beneficio principal es la excitación y el placer, pero no es lo único. Mucha gente piensa que ir a un masaje erótico es solo porque alguien no tiene pareja o porque busca sexo pagado, pero la realidad es distinta.
Un masaje erótico puede ser una forma de liberar estrés brutal. El cuerpo no distingue mucho entre relajarse con caricias o con un masaje terapéutico: ambos bajan los niveles de ansiedad y hacen que la persona se sienta más ligera.
Además, puede ayudar a reconectar con la propia sexualidad. Hay personas que tienen inseguridades con su cuerpo o que no se han permitido disfrutar sin prisas, y un masaje erótico es como una introducción práctica al placer sin presiones.
También hay parejas que lo usan como experiencia compartida. Imagínate ir juntos, aprender técnicas y luego aplicarlas en casa. Puede reforzar la confianza y añadir un toque de novedad.
Y no olvidemos que, en lo físico, también hay beneficios: mejora la circulación, relaja músculos, libera endorfinas. Vamos, que aunque el objetivo principal sea lo sexual, se gana mucho más.
¿Lo hace cualquiera o hay que buscar sitios específicos?
Técnicamente sí, cualquiera podría, pero no cualquiera lo hace bien.
En un centro especializado, las personas que dan estos masajes tienen experiencia, conocen técnicas y saben cómo llevar el ritmo. En cambio, si lo hace alguien sin idea, puede terminar siendo incómodo, aburrido o incluso doloroso.
Por eso lo mejor es acudir a sitios de confianza. No solo por la calidad del masaje, sino por el tema de la seguridad, la higiene y la discreción. Si vas a un sitio al azar, corres más riesgos de encontrarte con un servicio mal hecho o poco profesional.
Claro que también existe la opción de aprender para hacerlo en casa. Hoy en día hay talleres, libros y vídeos explicativos (sí, en internet hay de todo). Pero si es tu primera vez, probar en un centro especializado puede darte una mejor idea de cómo debería sentirse realmente.
Un tema para pensar un poco más
Después de repasar todo esto, creo que lo más curioso es la cantidad de prejuicios que todavía hay alrededor de los masajes eróticos. Muchos los ven como un tabú, cuando en realidad son una práctica bastante común y con beneficios claros.
No digo que todo el mundo tenga que correr a probarlo mañana mismo, pero sí que estaría bien dejar de verlo como algo “sucio” o secreto. Al final, es solo otra forma de explorar el placer y de conectar con el propio cuerpo.
Si lo piensas, casi todas las dudas que tenías se responden con lógica: no, no es solo para hombres; no, no siempre hay juguetes; sí, la discreción es importante; sí, puede tener beneficios reales. Y sobre todo: es una experiencia que puede ser tan intensa como uno se permita vivirla.

