La de casarse es una de las decisiones más importantes que tomamos en nuestra vida. Ese día es, para muchos, el más feliz de su vida y a tal efecto escatimar en celebraciones no tiene cabida. Disfrutar con los nuestros para festejar el inicio de una nueva vida es lo más importante y lo que hacemos la mayoría una vez que tenemos que pasar por el altar.
Sin embargo, no todas las fiestas que organizamos se llevan a cabo durante el día de nuestra boda. De hecho, una de ellas, la conocida popularmente como despedida de soltero o soltera, tiene lugar normalmente alguna semana antes del enlace y casi siempre es uno de los momentos que al final más se recuerdan y que más unión generan entre los amigos y amigas.
Se han cumplido cuatro años desde que mi hermano se casó. Ocurrió en el verano de 2012, un verano que probablemente ni ninguno de sus amigos ni yo olvidaremos jamás. Todo empezó con una llamada de Miguel, el mejor amigo de mi hermano. Me comentó que estaban pensando organizar una despedida de soltero inolvidable puesto que él era el primero de los integrantes del grupo que se casaba y quería que yo también fuera con ellos.
Yo apenas tenía 19 años, pero la idea me conquistó de inmediato. Acepté la invitación y entre todos comenzamos a organizar la mejor despedida de soltero. Como somos de Toledo y no tenemos la playa cerca, pensamos que aquella ocasión era lo suficientemente importante como para ir hasta la costa mediterránea. Este era nuestro principal objetivo y con él en mente empezamos a buscar empresas y entidades que se encargaran de echarnos una mano a prepararlo todo.
Miguel, que se mostró muy activo a la hora de buscar información, dio con la página web de Hot Despedidas, un negocio destinado a la organización de las mejores despedidas en Alicante o Benidorm, entre otras. Él mismo me recomendó echarle un vistazo al catálogo, donde se ofertaban fiestas privadas en barcos, entradas para las mejores discotecas y unas cenas de lo más llamativas. Muy apetecible en un caso como el que nos ocupaba.
Decidimos escoger la fiesta privada en un barco. Sabía que mi hermano nunca había montado en uno y lo cierto es que aquella iba a ser la mejor ocasión para hacerlo: rodeado de sus mejores amigos y de su hermano. Nada mejor para disfrutar de un momento como aquel, tan irrepetible como inolvidable.
La stripper que no podía faltar
En ocasiones como ésta siempre se aprovecha para ponerle un poco de picante y erotismo a la fiesta. Los españoles somos muy echados para delante en este sentido y nosotros no lo íbamos a ser menos. Por eso teníamos pensado que a través de Hot Despedidas pudiéramos tener a una stripper para realizar un número. Por supuesto, no tuvimos ningún problema para ello.
Pero, como todo en esta vida, se terminó nuestro tiempo y llegaba la hora de volver a casa. Era el momento de hacer retrospección y valorar los momentos vividos y el servicio recibido. Os diré que éste último fue de sobresaliente y que el precio que tuvimos que abonar no fue para nada desorbitado. Además, como estuvo sufragado por todos, el gasto de cada uno fue mínimo y no trastocó nuestra economía en ningún caso.
Han pasado los años pero los momentos buenos no se olvidan nunca. No hemos olvidado lo bien que lo pasamos en Benidorm y eso nos ha marcado en cierta manera, porque todos tenemos ahora una confianza con la que no contábamos antes. Tenemos un montón de anécdotas y de situaciones graciosas que vamos a recordar durante mucho tiempo y que desde luego mi hermano y sus amigos han repetido cuando se ha casado algún otro miembro de la pandilla.