Desde que era niño, la lotería ha sido una tradición en mi familia. No importaba si el año había sido bueno o malo, si el dinero alcanzaba justo o sobraba un poco, siempre comprábamos un décimo con la misma ilusión. Recuerdo esas tardes frías de diciembre, cuando nos sentábamos juntos a escuchar el sorteo, con una mezcla de nervios y emoción. Más que el premio en sí, lo bonito era compartir ese momento, imaginar qué haríamos si nos tocaba y, sobre todo, sentirnos unidos.
Con el tiempo, entendí que la lotería no es solo un juego de azar, sino una tradición que nos conecta sin importar quiénes somos. No hay barreras de género, orientación o identidad; todos compartimos el mismo deseo de suerte y felicidad.
Es un recordatorio de que, al final, las esperanzas y los sueños son universales. Y eso, en un mundo tan dividido, es algo realmente especial.
La lotería como vínculo social
Desde Lotería María Victoria, administración de lotería con venta online que lleva más de 40 años en el sector, opinan -y son testigos a diario- que tiene una capacidad única para reunir a todo tipo de personas. En mi caso, recuerdo cómo en el trabajo organizábamos colectas para comprar boletos en grupo. Compañeros de distintas áreas, con diversas historias y trasfondos, nos uníamos con un objetivo común. Era una excusa perfecta para romper barreras y fortalecer lazos.
Este fenómeno no es exclusivo de un entorno laboral. En barrios y comunidades, la venta de participaciones por parte de asociaciones locales es una práctica común. Por ejemplo, la asociación nuevo horizonte, dedicada a la atención de personas con trastorno del espectro autista, utiliza la venta de participaciones de la lotería de navidad no solo como una fuente de financiación, sino también como una forma de involucrar a su entorno en su misión de inclusión y apoyo.
Historias reales de inclusión
La lotería no solo une, sino que también ha sido testigo de historias que reflejan la diversidad y la inclusión.
Un caso que me conmovió profundamente fue el de Melissa Ede, una activista transgénero británica que ganó más de 4 millones de euros en la lotería en 2017. A pesar de las dificultades y el rechazo que enfrentó, Melissa utilizó parte de su premio para someterse a tratamientos médicos que deseaba y para promover la visibilidad y los derechos de las personas transgénero.
Otra historia inspiradora es la de dos amigas canadienses, Susan Hook y Martha McCallum, que se conocían desde hacía más de 50 años. Ambas, tras enviudar, decidieron vivir juntas y, en 2019, ganaron juntas 2 millones de dólares canadienses en la lotería. Este premio no solo cambió sus vidas económicamente, sino que reforzó su vínculo y demostró cómo la suerte puede sonreír a quienes comparten la vida con amor y amistad.
Iniciativas LGTB+ en el mundo de los juegos de azar
La inclusión en el ámbito LGTB+ también ha encontrado su espacio en el mundo de los juegos de azar, y no es algo nuevo.
En 2010, la administración de lotería La Bruixa d’Or de Sort (Lleida) y una central de reservas del colectivo gay lanzaron «Gay Luck«, la primera lotería dirigida al colectivo homosexual en España. La idea era sencilla pero poderosa: no solo ofrecer una opción de juego pensada para el público LGTB+, sino también destinar parte de los fondos a iniciativas solidarias enfocadas en la comunidad. Fue un éxito y una prueba de que los juegos de azar pueden ir más allá del simple entretenimiento, convirtiéndose en una herramienta de apoyo y visibilidad.
Pero la inclusión no se queda solo en la lotería. En el ámbito de los juegos de mesa y rol, se han desarrollado eventos como «Jugando con Orgullo», organizados por la asociación WADO LGTBI de Castilla-La Mancha. Aquí, los juegos se convierten en una forma de sensibilizar y educar sobre diversidad. Es impresionante ver cómo partidas de rol o juegos de mesa pueden servir para romper estereotipos, dar voz a historias que muchas veces se invisibilizan y, sobre todo, generar espacios seguros donde cualquier persona, sea cual sea su identidad o expresión de género, pueda disfrutar sin miedo a ser juzgada.
Este tipo de iniciativas demuestran que el mundo del juego también puede ser un espacio de respeto, inclusión y celebración de la diversidad.
Los juegos de azar como espacios de inclusión
Los casinos y las plataformas de juego en línea han evolucionado muchísimo en los últimos años, y uno de los cambios más importantes ha sido el reconocimiento de la diversidad y la inclusión.
Antes, el mundo de los juegos de azar parecía estar reservado para un tipo muy específico de jugador, pero eso ha cambiado. Ahora, muchas empresas están implementando estrategias para que cualquier persona, sin importar su identidad, orientación o procedencia, se sienta bienvenida y respetada.
Desde la representación de la comunidad LGTB+ en la publicidad y los propios juegos, hasta la creación de espacios seguros en eventos presenciales, la industria ha entendido que la inclusión no es solo un detalle, sino una necesidad.
Yo mismo he visto cómo estas iniciativas han transformado la percepción de los juegos de azar. Ya no es solo cuestión de ganar o perder dinero, sino de compartir experiencias con gente diversa en un ambiente de respeto. He estado en eventos donde personas de diferentes orientaciones sexuales y géneros disfrutan juntos de una partida de póker o blackjack sin sentirse fuera de lugar. Esos espacios, antes dominados por estereotipos y normas rígidas, ahora están abiertos a todo el mundo, y eso es algo que merece celebrarse.
Porque al final, el juego debería ser lo que siempre ha sido: un lugar donde todos puedan divertirse, sin miedo a ser juzgados.
La violencia contra el colectivo LGTB+: una realidad inaceptable
El rechazo, las agresiones y los asesinatos contra el colectivo LGTB+ son una prueba alarmante de que la discriminación sigue arraigada en muchas sociedades. A pesar de los avances en derechos, el odio sigue costando vidas, y lo más grave es que muchas veces estos crímenes quedan impunes. No es cuestión de ideología ni de opiniones, es una cuestión de derechos humanos. Nadie debería ser golpeado, perseguido o asesinado simplemente por ser quien es o por amar a quien ama.
La homofobia y la transfobia no son solo “opiniones personales”, son actitudes que, cuando se normalizan, llevan a la violencia. Cada insulto, cada burla, cada ataque verbal es el primer paso hacia una agresión física. Y cuando la sociedad mira hacia otro lado, cuando los gobiernos no actúan con firmeza, el mensaje es claro: se puede seguir atacando al colectivo sin consecuencias. La impunidad es el caldo de cultivo del odio.
Los datos lo confirman. En muchos países, las agresiones contra personas LGTB+ han aumentado en los últimos años. Los crímenes de odio van en ascenso, y muchas víctimas ni siquiera denuncian por miedo a represalias o porque no confían en el sistema de justicia. En algunos lugares, la policía ni siquiera toma en serio estos ataques, y en el peor de los casos, son las propias autoridades las que fomentan la discriminación.
El asesinato de personas LGTB+ no es un hecho aislado. Son crímenes sistemáticos alimentados por discursos de odio que se disfrazan de «libertad de expresión». Cada vez que un político, un religioso o un líder social promueve ideas homófobas o transfóbicas, está contribuyendo a que más personas se sientan justificadas para atacar a la comunidad. No se trata de debatir opiniones, se trata de vidas humanas.
Y no solo son los asesinatos. Las palizas y agresiones en la calle siguen siendo una pesadilla para muchas personas LGTB+. Salir de casa y no saber si volverás con vida, evitar ciertos barrios, cambiar la forma en la que vistes o hablas para «no llamar la atención», son realidades diarias para miles de personas en el mundo. No se trata de “exageraciones” ni de “casos aislados”, se trata de una violencia estructural que sigue sin erradicarse.
No basta con condenar estos actos en redes sociales o indignarse por un momento. Necesitamos leyes más duras contra los crímenes de odio, más educación en diversidad y un compromiso real de toda la sociedad para erradicar la discriminación. El respeto no es negociable y la dignidad de las personas LGTB+ no puede seguir estando en juego.
La violencia contra el colectivo no es un problema del pasado, es una crisis actual que nos involucra a todos.
¿Habías pensado en todo esto?
La lotería y los juegos de azar representan ilusión, emoción y la oportunidad de compartir momentos especiales. Cada boleto no es solo un número, sino una historia, una esperanza compartida con amigos, familia o incluso desconocidos que se unen en la misma expectativa.
En un mundo donde a menudo se resaltan las diferencias, estas tradiciones nos recuerdan lo que realmente nos une. No importa la identidad, la orientación o el origen, todos compartimos la emoción de participar y soñar con un golpe de suerte.
Además, iniciativas específicas para la comunidad LGTB+ han demostrado que los juegos de azar pueden ser herramientas de inclusión y visibilidad. Eventos solidarios, sorteos benéficos y loterías inclusivas han convertido esta tradición en un símbolo de diversidad y apoyo mutuo.
Ya sea comprando un décimo con amigos, participando en una rifa solidaria o simplemente disfrutando del momento, la lotería sigue siendo una celebración de la unión. Porque más allá del premio, lo importante es compartir la ilusión, sin importar quién seas o a quién ames.