El embarazo y el constructo social entorno a él no es como lo pintan

cOMPARTE

Un embarazo en la mayoría de las ocasiones supone un motivo de alegría, pero muchas veces nos olvidamos de que se trata de un proceso duro, agotador, con cantidad de transformaciones físicas, tanto interiores como exteriores para la mujer, que supone a su vez una transformación psicológica que en muchas ocasiones supone un trastorno de personalidad.

A la mujer embarazada le ocurren un sinfín de cosas durante el embarazo, no solamente cambios físicos que son muchos y difíciles de llevar, sino también psicológicos provocados por los cambios hormonales. Con tanto cambio no es de extrañar que la mujer embarazada se llene de inseguridades y su apetito sexual se vea resentido. La realidad es que la mujer ve cómo ese proceso de transformación se traduce en un incremento importante de su talla, un aumento de peso, se llena de curvas, le crece la barriga y el pecho, le cambian las aureolas, con frecuencia se le hinchan piernas y tobillos debido a la retención de líquidos… Por otra parte es fácil que la embarazada se encuentre más sensible e incluso más irascible, no solamente porque soportar tanto cambio físico hace mella a cualquiera, sino porque el desbarajuste hormonal que sufre es importante. El cuerpo de la mujer embarazada al estar en constante cambio y con un feto en crecimiento en su interior, sufre una serie de molestias constantes que no le dan tregua, las 24 horas del día, durante el embarazo y tras dar a luz. Poco se habla de las molestias de la embarazada puesto que el constructo social dice que es un momento de felicidad plena, un estado de buena esperanza, y se esconde la cantidad de problemas por los que pasa la mujer. Pero mucho menos se habla del postparto, de lo que se conoce en el mundo de la obstetricia como el pauperio, el cuerpo femenino al igual que se ha transformado para dar cabida a una vida en su interior, necesita volver a lo que era, los intestinos, riñones, hígado, estómago, bazo….todo aquello que se había visto desplazado por el útero en crecimiento, tras dar a luz comienza a volver a su estado inicial, un proceso que llega a alcanzar un año aproximadamente.

El embarazo lo cambia todo, cuerpo y mente

Como nos advierte la Dra. Maribel Paz, psicóloga de parejas en Madrid,  es fácil que la mujer no se identifique con su cuerpo, a pesar de que se supone que la embarazada debe estar feliz por su estado, la realidad es que una cosa no quita la otra, hay un sinfín de mujeres que sufren de depresión anterior y posterior al parto. Esta situación no tiene que ver con la criatura en sí, sino con el estado de ánimo, la cantidad de cambios a los que se tiene que enfrentar la mujer, tanto los físicos, como los psicológicos, como los cambios que producen tener un bebe completamente dependiente de ti a partir de ese momento. Asumir todas estas cosas es un proceso muy complicado, no es tan fácil como quieren hacernos creer, y como decimos difícilmente se logra de un día para otro. Todo este estado de ánimo perjudica mucho a la relación con otras personas, la otra parte de la pareja difícilmente se puede poner en el lugar de la embarazada y de todo lo que está sufriendo, la comunicación es fundamental y aun así es muy complicado, al final lo único que puede hacer es escuchar y estar ahí para apoyarla en todo momento.

Con frecuencia la mujer no se identifica con lo que se está convirtiendo, su cuerpo no es el suyo, es fácil que no se sienta a gusto, que no se vea guapa y mucho menos sexy, esto unido al estado de nervios y dudas que le invaden provocan en ella un cóctel difícil de manejar y de entender, pero si nos detenemos en todo esto que comentamos no es difícil llegar a la conclusión de que obviamente las relaciones íntimas en la pareja también se verán afectadas.

La depresión es una amenaza habitual a raíz del embarazo

En definitiva, los trastornos psicológicos a raíz de un embarazo, no solamente son frecuentes, sino que están a la orden del día, pero lamentablemente no es algo de lo que se hable con naturalidad y soltura, es bastante habitual que cuando una mujer embarazada expresa sus dudas y miedos ante el embarazo y lo que le espera después de él se le mire con cierto aire de desaprobación al no esperarse eso de ella, se le hace sentir como si fuera una mujer desnaturalizada que no es capaz de disfrutar de su embarazo y su bebé, la sociedad es hipócrita e injusta, lo que acaba provocando que la mujer pase por todos estos problemas sola, sin desahogarse con nadie y sin que nadie le ayude. Si todo esto pasa, tanto la mujer, como el bebé, como su familia se exponen a sufrir un proceso de depresión importante si no se trata a tiempo, no solamente la sociedad debería comenzar a cambiar, llamar a las cosas por su nombre y ser más comprensiva, sino que debería animar a acudir a especialistas para recibir la ayuda necesaria y terminar de una vez con el tabú que supone acudir al psicólogo.

 

 

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