Una noche de pasión, a menudo, conduce poco a poco a un enamoramiento. Y en ocasiones, con el tiempo, ese enamoramiento conduce a un enamoramiento mucho mayor y más puro. El amor hacia un hijo. Nada hay más puro y verdadero que el amor que sienten un padre y una madre hacia su pequeño. Cualquiera que tenga hijos puede reconocerlo. Puedes estar enamoradísimo de tu pareja, creer que nunca amarás a nadie más que eso, hasta que llega tu pequeño hijo y le tienes que vestir, dormir o poner sus pequeños zapatos para bebé. No hay ninguna sensación equiparable a esa, ni existirá nunca un amor más grande que ese.
En ese momento en el que uno coge a su pequeño o pequeña por primera vez, todo cambia. Ya no existen caricias iguales. Todo en la vida se torna en algo distinto. Como si todo lo que se hiciese, fuese por primera vez. Incluso las noches de amor y sexo con nuestra pareja son distintas cuando se tiene un hijo. Ya no por la parte más obvia; evidentemente un niño en casa conlleva una serie de obligaciones, interrupciones y un ambiente en el que todo, absolutamente todo, se hace con la imagen del niño en nuestra mente y con el beneficio del mismo como último fin. Sin embargo, más allá de lo obvio, cuando uno es padre o madre, todo es diferente. También la forma de avanzar en el día a día. Lo que antes era una pareja, a la que dos personas sostenían y trataban de llevar hacia delante, ahora es una unidad familiar con una boca más que alimentar y un cuerpo más que vestir. Pero, ¿no es maravilloso ir con nuestro niño a comprar ropita y ver cómo le quedan las camisas y esas prendas tan especiales que se fabrican para los más pequeños?
Sin embargo, la llegada del bebé a la familia también puede suponer un pequeño quebradero de cabeza en todo lo referente al presupuesto familiar y cómo distribuirlo. Aunque parezca que no, los costes derivados de los cuidados de un niño son elevadísimos y ascienden a cifras importantes. Los pañales, la ropa, la comida, los accesorios de baño y los zapatos de niño y niña son artículos de precio elevado, que pueden suponer un agujero en la economía de la familia. Más ahora, en los tiempos de crisis que atraviesa nuestra economía, que hacen que los cinturones estén más apretados que de costumbre.
El comercio online ha supuesto una ventaja para estas familias ahogadas que se deciden a tener un nuevo miembro en sus “filas”. La liberalización de mercados que ha propiciado la irrupción de tiendas y establecimientos en internet ha contribuido a la instalación de una amalgama de precios mucho más variada que la que existía hace unos años. El mercado de los bebés, con todos sus productos, también ha experimentado la llegada de sus establecimientos a la red de redes. Muchos de los comercios que se dedican a los más pequeños ya cuentan con la posibilidad de comprar sus productos de forma muy sencilla a través de los sistemas de comercio en internet. Así, adquirir camisas, pantalones o zapatos para niños y niñas online se ha convertido en una tarea mucho más fácil y barata de lo que era un tiempo atrás.
Gracias a la gran red, conciliar la vida en pareja –ya en familia, en este caso– con todas las necesidades de nuestro bebé sin que esto suponga un macro esfuerzo, tanto a nivel económico como en el terreno de la logística, ya que este tipo de empresas, como la tienda online Andandito, ofrecen además un servicio de distribución que hace que recibamos nuestra compra en casa en muy pocas horas y con garantía de recepción y calidad. Porque, aunque, en efecto, tener un hijo o hija cambia todo, lo cierto es que no modifica la incomodidad de las esperas y el placer de que todo llegue en hora y como es debido. Mientras tanto, podemos esperar disfrutando de nuestra pareja… si nuestro recién nacido nos lo permite.