La intimidad del hotel y la robótica

cOMPARTE

Saori se levanta y a través de la ventana mira la ciudad de Tokio. Todavía algunos de los paneles luminosos siguen encendidos, pero la urbe comienza a despertar. Automáticamente, dos brazos robotizados le extienden una taza de té y un plato con unos bollos muy apetecibles, que ella coge y coloca en la mesa. La tetera desprende humo y da una sensación de calidez que contrasta con el frío que, evidentemente, hace en el exterior. Su marido, Ryo, continúa echado en la cama, durmiendo plácidamente, pero al notar el olor de la infusión, se despierta y se sienta junto a Saori. La pareja se encuentra en el primer hotel robotizado y automatizado del mundo, todavía en pruebas. El establecimiento es un prototipo pensado para parejas. Todo en las habitaciones, y en las tripas de este monstruo adormecido, está destinado a que la pareja disfrute de un fin de semana, o del tiempo que elija, en el que solo existan ellos. Ni siquiera el personal de hotel, convertido en máquinas de automatización y robótica industrial, tanto en lo visible como lo invisible, o, en caso de necesitarse el trabajo humano, permaneciendo invisibles a la propia pareja de forma intencionada.

La estancia es agradable y muy placentera. “No sabíamos cómo iba a ser esto cuando nos dijeron que podríamos formar parte del grupo de prueba”, asegura Ryo. “Pero, la verdad es que es una maravilla”, completa Saori, desde la ventana en la que está apoyada. La empresa propietaria del hotel ha permitido que esta pareja disfrute de una estancia de un fin de semana, junto a otras tantas, con el fin de que sean ellos los que les lleven a cabo una operación de feedback y apunten cuáles podrían ser las mejoras que podrían llevarse a cabo en el hotel.

 

El sector de los hoteles románticos o estancias para parejas está muy extendido en algunos países. Japón es uno de ellos, debido a la elevada población japonesa y al constante progreso que vive la sociedad en lo tecnológico. Sin embargo, en este caso, la innovación radica en la introducción de la robótica industrial como base del desarrollo de la actividad. Todo gira en torno a esos robots que hacen todo lo que en un hotel normal realizan los trabajadores. “Al principio se hace raro que un robot sea el que te trae lo que pides, por ejemplo, pero a las pocas horas ya estás acostumbrado a tratar con él. Incluso te puedes llegar a hacer su amigo”, ríe el hombre, que parece muy contento con el servicio. Más allá de las paredes, en el interior del hotel, lo que antes hemos denominado tripas, la robotización es aún mayor. Todo tipo de máquinas hacen su trabajo con el fin de que el establecimiento ofrezca la mejor de las estancias. Maquinarias de embalaje, enfardadoras de cajas, etc., todas las máquinas que se nos ocurran hacen su trabajo en este novedoso hotel, todavía en periodo de pruebas.

En España aún no se ha asentado este mercado. Ninguno de los dos mercados que aparecen en este hotel japonés: el de los hoteles para parejas y el de la robótica industrial. El primero parece empezar a florecer en nuestras fronteras. Ya son algunos los hoteles íntimos que se pueden visitar en España, sin embargo, el camino no ha llegado a las cotas que sí se pueden ver en otros países. Por otra parte, la robótica sí se empieza a utilizar en todo tipo de sectores, aunque todavía en una fase muy primaria. Hace no mucho tiempo, precisamente, abrió uno de estos hoteles muy cerca de la empresa en la que yo trabajo. Durante días varios camiones estuvieron trasladando camas, mobiliario y todo tipo de paquetes destinados a la comodidad de las parejas que solicitasen los servicios íntimos de este establecimiento. El traslado, por cierto, también se hacía con este tipo de maquinaria de robótica industrial, bajo el sello Taldec, una de las empresas nacionales de mayor calado en este sector.

Mientras Ryo y Saori continúan en su nido de amor en pruebas, ¿quién sabe si pronto alguna pareja española podrá disfrutar de los placeres íntimos de un hotel semi robótico? El futuro está en el progreso.

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