Últimamente está muy de moda hablar de la disfunción eréctil. Parece que este tema ha dejado de ser un tabú y vemos anuncios en portadas de prensa sobre clínicas que lo tratan, anuncios en radio sobre fármacos y hasta Pelé llegó a ser imagen publicitaria de algún tratamiento. Pero realmente ¿qué es la disfunción eréctil?
Lo que está claro es que ya no es un tabú. Este problema consiste es una incapacidad por parte del hombre para lograr tener el pene erecto el tiempo que hace falta para llevar a cabo una relación sexual. Para poder considerarse como una disfunción, ha tenido que ocurrir en varias ocasiones a lo largo al menos de un cuarto de año. Y es importante destacar que no tiene que ver con la capacidad de deseo del hombre, sino simplemente con la dificultad de mantener el órgano erecto.
Suele darse especialmente entre los hombres que superan ya la cuarentena, cuando todavía se ven jóvenes para practicar las relaciones sexuales, por lo que es un problema que tiene grandes repercusiones no solamente en el hombre, sino también en su pareja. Además, hasta hace poco era casi un tema tabú y a muchos hombres les produce vergüenza el acudir al médico para tratar este problema.
Pero lo cierto es que es el doctor quien mejor puede aconsejar acerca de este problema y confirmar el diagnóstico con las diferentes pruebas que se encuentran ya al alcance de todos. Lo más corriente es comenzar por unos análisis en los que se estudie la glucemia del paciente, los niveles de testosterona o el perfil lipídico y, si es necesario, profundizar en como exámenes sobre la función renal o hepática, las hormonas o un hemograma. Más allá de este tipo de pruebas, lo normal es que ya las siguientes tengan como objetivo conocer el origen o las causas de este problema.
Normalmente para llegar a este punto de disfunción hay diferentes causas, bien físicas o psicológicas. Las orgánicas son las que están relaciones con lesiones vasculares, hormonales o neurológicas, mientras que las psicógenas son aquellas en las que el miembro no está erecto pero tampoco hay lesiones físicas. También puede ser que las causas sean ambas.
Asimismo, con la edad se agrava la probabilidad de padecer este tipo de disfunción, así como el grado de la misma, al igual que sucede al hombre si padece diabetes mellitus. El consumo de tabaco también puede estar relacionado o ser uno de los factores de riesgo para sufrir esta disfunción, al igual que las drogas o las enfermedades cardiovasculares. Por otro lado, a veces, al consultar al médico, no debemos olvidarnos de mencionarle los fármacos que estamos consumiendo para otros problemas de salud, ya que algunos de ellos tienen efectos secundarios entre los que se puede encontrar la disfunción eréctil. Asimismo, en el plano psicológico, los trastornos afectivos (como la depresión, el estrés, los conflictos con la pareja, los traumas o la ansiedad, entre otros) pueden tener que ver con esta dificultad a la hora de mantener relaciones sexuales.
Como decimos, no hay que tener miedo a acudir al médico, ya que es un problema muy común entre los hombres, y él puede ayudar a sus pacientes para que mejoren su vida sexual y seguramente su estado psicológico, ya que muchos se ven afectados al sentirse impotentes con este tipo de afecciones. Además, el tratamiento suele ser bastante simple. Lo más común es que se trate directamente con fármacos orales como la tan conocida viagra o pastilla azul o la apomorfina. Hasta ahora, la primera era casi prohibitiva por su alto precio, pero lo cierto es que en países como en España su patente caducó en el pasado mes de junio (concretamente el día 21), así que son muchas las farmacéuticas que están comenzando a comercializar los genéricos de este tipo de tratamiento, lo que supone un ahorro para muchos hombres nada desdeñable. Eso sí, aunque seguramente lo explique el médico en la consulta, debemos leer el prospecto del medicamento, porque no todos los pacientes pueden tomarlo, especialmente aquellos que tengan problemas de corazón.
Por otro lado, se puede tratar también con terapia intracavernosa mediantes inyección en el miembro masculino, y al igual que el anterior no es apto para todos los pacientes. Por último, está también la cirugía revascularizadora, que consiste en un implanta de prótesis en el pene.
Si la causa tiene que ver con el plano psicológico, lo mejor es acudir a terapias donde nos puedan ayudar a liberar esas tensiones y tener una práctica sexual activa y feliz. Si está asociada a otro tipo de enfermedades como la diabetes o la hipertensión, lo mejor es cuidarse y mantener a raya estos padecimientos.
Asimismo, antes de llegar a tratar ninguna de estas causas, lo mejor de todo es prevenir que esto suceda evitando padecer cualquier problema que nos lleve a la disfunción. El ejercicio es uno de los mejores hábitos, ya que ayuda a reducir la hipertensión, las cardiopatías, el colesterol y el sedentarismo en general. Además, sirve también como un buen método para controlar el peso y reducir los riesgos de sufrir diabetes. La dieta sana y el descanso son también factores clave. Especialmente este último es útil para controlar el estrés. Dejar de fumar y el alcohol u otro tipo de drogas forman parten también de las recomendaciones que, en caso de no funcionar, terminarán con acudir al médico para que él sea quien nos prescriba qué podemos hacer para atajar el problema.