El bondage y las cuerdas son íntimos amigos. No cabe duda que, en el terreno sexual, a mucha gente les exita mucho el tema de las cuerdas. En Cuerdas Valero llevan años fabricando magníficas cuerdas de todo tipo y saben que de una forma u otra, sus cuerdas se utilizan en todo tipo de actividades, seguro que más de una pareja y de dos han usado las cuerdas para embalar sus cajas a la hora de hacer la mudanza y después estrenaron su primera noche de pasión en el nuevo hogar con las cuerdas sobrantes.
La historia del bondage
Si vamos al bondage, está claro que, a nivel público, el cine, con películas de buen funcionamiento en taquilla, caso de Nueve semanas y media, Pulp Fiction Bajos Instintos etc, ayudaron a que sus escenas entre lo picante y lo escalofriante hicieran más famosas este tipo de prácticas. En esas películas, se amarraba a la pareja en el lecho o se le ataba con fines eróticos.
Desde ese momento, estas tomas han pasado a ser un utilizado cliché y gancho de bastante atractivo de filmes pasionales, de humor o de series policiacas. Está claro que cine y televisión han colaborado en que el bondage aumente en popularidad.
A pesar de ello, esta afición sexual, tiene bastante más campos y es mucho más profunda de lo que pueda parecer. Existe una subcultura y estética que es misteriosa y deja ver las fronteras que tiene la sexualidad en el ser humano.
En lengua inglesa, bondage significa “cautiverio”, “esclavitud” o “servidumbre”. La raíz, bond, significa atadura y se relaciona con el verbo “o bind” que significa “liar”. En el sexo no común, el bondage trata de las ataduras eróticas que se realizan sobre una persona vestida o desnuda según una relación que se establezca entre dos roles de gran definición, el que domina y la persona sumisa.
Este tipo de práctica hace que parte de la cultura BDSM, un acrónimo que forman las letras iniciales de Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión y Sadomasoquismo. Estos gustos realmente no son innovadores en la historia de la humanidad, pero salieron del “escondite” en la década de los 90 del siglo XX gracias a los ambientes gay.
La cultura BDSM es la que comporta una ética y normas en cuanto a la conducta, pero dentro de la libertad, al igual que un gran catálogo de ropa y accesorios, clubes, comunidades virtuales e incluso establecimientos que se dedican en sus variadas expresiones como otro servicio que se puede hacer en sexo.
El bondage como finalidad, tiene inmovilizar a la persona sumisa, lo que se hace mediante cuerdas especiales que consiguen en sex shops materiales como son el algodón, la cabuya, el cáñamo y demás.
Hablamos de un estilo en cuanto al placer que incluso puede no implicar que haya que haber una relación sexual. Para muchas personas, solo necesitan acariciar o dar besos a su pareja, una vez que la han amordazado.
Está claro que en sexualidad las vías son muchas y parece que cada vez más, algo que siempre que se realice con respeto a las otras personas es digno de felicitarse. ¿y tú quieres que te aten?